Roland Kulke

“Algunas reflexiones desde la izquierda sobre la política de comercio internacional de la UE y sus estados miembro”

talaia07 roland kulkeRoland Kulke (Bruselas, 1975) es doctorado en ciencias políticas y trabaja los ámbitos de comercio internacional, políticas tanto industriales  como económicas y la crisis del proceso de integración europeo. Actualmente es facilitador de la red Transform! Europe en Bruselas.
 
 

Hace pocos años los agentes de la izquierda europea hemos luchado con éxito contra la determinación de los estados miembros de la Unión Europea para firmar el tratado de libre comercio más radical hasta ahora imaginado. Tenemos que aprender al menos dos cosas en relación a nuestra victoria frenando al TTIP: primero, podemos y debemos entender el poder real que tenemos cuando tomamos las calles. Segundo, fuimos capaces de parar sólo el TTIP, y sólo por ahora. No fuimos capaces de bloquear el acuerdo UE-Canadá (CETA) o el acuerdo UE-Japón. Hemos perdido estas batallas.

 

La política comercial como tema general para todas las políticas de izquierdas

Debemos ser mucho más firmes en este tema y comprender por qué es tan importante la política comercial. Mientras los y las jóvenes se echan a las calles presionando nuestros partidos políticos y discutiendo tanto en casa como en las escuelas sobre la crisis del cambio climático, un pequeño grupo de profesionales interesados han sido asignados por gobiernos de orientación capitalista (es decir, también China) para re-escribir las constituciones de nuestros estados-nación.

 

¿Qué es lo que la Comisión Europea pretende?

La Unión Europea trabaja de acuerdo al “principio de poderes confederales”, es decir, la UE sólo está capacitada para actuar en los campos en los que los estados miembro lo permiten expresamente. Uno de los pocos ámbitos que estos han cedido totalmente a la autoridad de la UE es la política comercial. Actualmente, el Comisionado para Comercio, Malstrom, persigue dos proyectos estratégicos (más allá de negociar numerosos acuerdos de libre comercio “tácticos”).

 

El resurgimiento de la Triada

El primero es el resurgimiento de la “Triada”. La triada es un concepto muy conocido por los y las académicas marxistas de las décadas de 1970-80 cuando los EEUU, la UE y Japón actuaban en asuntos de política económica mundial como si se tratara de un comité central capitalista1. El 2017 la triada resurgió de nuevo después de una larga y silenciosa hibernación de una década desde el fallecimiento del fordismo.

“La triada tiene tres principales enemigos tácticos que deben ser abatidos a lo largo del planeta”

A día de hoy, la triada tiene tres principales enemigos tácticos que deben ser abatidos a lo largo del planeta:

  1. las empresas de titularidad pública,
  2. transferencia tecnológica forzada, y
  3. ayudas económicas para las industrias.

El primer enemigo estratégico es evidente: China, pero también el resto del mundo en vías de desarrollo. La UE no puede actuar sin el beneplácito de los gobiernos nacionales; pero debemos tener claro que los gobiernos nacionales de los estados miembro desean un sistema económico global en el que los países del tercer mundo jamás tengan la menor oportunidad de desarrollarse y “alcanzarlos” económicamente. Pero, además, existe otro “daño colateral”: ¡la humanidad! ¿Por qué? Porque no podemos ni siquiera imaginar implementar con éxito la transformación de nuestros modelos socio-económicos sin los tres elementos mencionados. Así que si el Comercio DG es capaz de abrirse camino, adiós a la transformación social y bienvenida la “Tierra-invernadero”2.

 

La rendición europea frente al nuevo Imperio Digital de EEUU

El segundo objetivo estratégico de la Comisión Europea es conseguir la permanente desregulación del mercado digital global. En enero de 2019, 76 países declararon en Davos el comienzo del proceso de negociación para conseguir un acuerdo de comercio digital global. La verdadera intención de este proceso sería la desregulación de los mercados digitales nacionales, posibilitando así el flujo libre a tiempo real de todos los datos “almacenados” a lo largo del mundo. La cuestión aquí es por qué la Comisión está apoyando a los Estados Unidos, ya que la UE no participa en esta carrera y solamente EEUU y China tienen la capacidad técnica para ganar este juego. Económicamente, sería mucho más sensata una posición proteccionista. Pero esa postura es percibida como contaminada y alejada del “pensée unique” para las élites europeas.

 

¿Cuales son nuestros problemas con los acuerdos de libre comercio?

El capital quiere controlar las reglas de producción3. Marx y Engels sostienen que “el poder ejecutivo del Estado moderno no es sino un comité para la gestión de los asuntos comunes de la burguesía en su conjunto”4. Para la escala internacional no podían afirmar nada comparable. Kautsky especulaba sobre un “ultraimperialismo” en el que un cartel de estados capitalistas emergía para explotar al resto de estados5. La Primera y Segunda Guerra Mundial drásticamente, y recientemente de manera más civilizada, pero siempre intensa, vemos las guerras arancelarias, de Trump entre otros. Esto prueba el hecho de que internacionalmente no existe ningún Comité de gestión. Desde el punto de vista del capital, todavía queda mucho por hacer para coordinar las normas y la regulación de las producción, distribución y consumo de bienes.

“El primer enemigo estratégico es evidente: China, pero también el resto del mundo en vías de desarrollo”

Actualmente los tratados de libre comercio establecen grupos de trabajo para la Cooperación Regulatoria. Estos ayudan a los capitalistas a llevar a cabo sus deseos en procesos legislativos apropiados. Solo después de que “el accionariado” de todas las partes (países o grupos de países) llegue a conclusiones comunes, presentarán las administraciones gubernamentales determinadas propuestas de ley a sus respectivos parlamentos6.

Otro aspecto a tener en cuenta son las “clausulas ratchet”. Estipulan que una vez se implemente una reforma, como la privatización de la red eléctrica de un municipio, esta no puede ser revertida. En palabras de la Comisión: “Una cláusula Ratchet en un tratado de comercio quiere decir que- una vez entre en vigor el tratado- una parte que elimina una barrera en un área en la que se comprometió, no puede volver a reintroducirla nunca más”7.

El siguiente punto: las listas negativas de exclusión. La idea es que todos los sectores de la economía nacional se liberalizarán automáticamente a menos que se mencionen en la lista. La regla es: “¡lo relacionas o lo pierdes!”. Robert Stehrer afirma: “Esto significa que todos los ámbitos económicos, incluidos los sensibles como la cultura, los medios de comunicación o los servicios de interés público, pueden ser afectados por las reglas de apertura de mercado a menos que se expliciten. Estas listas negativas, a su vez, posibilitan que las industrias que puedan surgir en el futuro estén también sujetas al acuerdo”8.

“Una vez se implemente una reforma, como la privatización de la red eléctrica de un municipio, esta no puede ser revertida”

La contratación pública es una parte importante de nuestras sociedades y economías. Se puede utilizar para sostener empresas locales, asegurando empleos con sueldos dignos y altos estándares ambientales -o se puede utilizar como una fuente más de beneficio: ¡1,9 trillones de euros por año en la UE! Nuestros gobiernos liberales y la UE se inclinan por la segunda opción. La UE sostiene abiertamente que uno de los objetivos principales es abrir la contratación pública a otros países no-miembros.

La UE podría haber lidiado con la crisis en una especie de Green New Deal9, o podía doblegarse ante las políticas de Alemania introduciendo una exportación mercantilista orientada, ergo: una política económica imperialista. “Socialismo” suena peligroso para muchos gobiernos burgueses de la periferia europea, que prefirieron seguir el principio alemán. Cuando exportas más de lo que importas ganas un dinero que necesitas reinvertir. Puedes también especular con él en el mercado financiero o invertirlo en firmas, etc. El mercado interno de la UE, y especialmente de la eurozona, es muy débil. Así que, ¿donde depositar el dinero? Exportándolo a países no miembros.  El 2016, el capital de la UE poseía el 52% de las inversiones extranjeras directas del mundo10. Si inviertes mucho dinero en otros países, quieres garantizar que nadie lo va a tocar. Por lo tanto, es evidente por qué la UE es el principal actor a nivel internacional proponiendo e impulsando la creación  de “Sistemas de Tribunales de Inversión” que deberían sustituir los antiguos y cuestionados “Tribunales de Arbitraje Bilaterales Estado-Inversionista” (ISDS). Por mucho que lo maquillen, las firmas extranjeras siguen pudiendo demandar gobiernos nacionales, mientras que ni los gobiernos ni los ciudadanos pueden demandar a los capitalistas.

“Estas listas negativas posibilitan que las industrias que puedan surgir en el futuro estén también sujetas”

El último gran tema que nos concierne es el relativo a la nueva economía de datos. Se llama a los datos “el nuevo petroleo”, por lo tanto, es importante quién tiene poder sobre ellos. Para desarrollar industrias nacionales (de servicios), uno necesita primero controlar sus “ingredientes”. Si las economías en vías de desarrollo no tienen el control de los medios de producción necesarios, sus planes de progreso están condenados de antemano. Para conseguir la estabilización de la actual división internacional del trabajo, la Comisión Europea trabaja mano a mano con EEUU para establecer un régimen global en el que los datos puedan ser almacenados libres de cualquier interferencia de gobiernos nacionales y ser “exportados” y almacenados en servidores donde las empresas multinacionales, las únicas que tienen medios para hacerlo, consideren adecuado para sus intereses. Este es el trasfondo de la actual lucha mundial contra la localización de datos por los grandes monopolios de GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon).

 

Algunas cosas que la izquierda necesitamos debatir

En relación a la política internacional de comercio, la izquierda debe debatir, al menos, cuatro puntos que no son fáciles de abordar y que, seguramente, tampoco tienen respuestas sencillas.

Primero: ¿Cómo puede darse una respuesta progresista y de izquierdas con respecto a las políticas económicas imperialistas de China? Segundo: necesitamos hacernos cargo de todas las diferentes regiones de la UE, así como necesitamos una nueva política industrial. Pero, ¿cómo debería de ser? Por último, pero no menos importante: ¿cómo podría ser una política económica democrática, pero al mismo tiempo planeada y descentralizada?

1 Stephen Gill: “American Hegemony and the Trilateral Comission”, Cambridge, 1991 | Itzuli

2 www.stockholmresilience.org | Itzuli

3 Para profundizar en este tema, consultar: | Itzuli

4 www.marxists.org communist manifesto | Itzuli

5 https://www.marxists.org | Itzuli

6 Manuel Pérez-Rocha: The Transatlantic Trade and Investment Partnership TTIP – Why the World should be aware; Focus on the Global South, IATP, IPS, RLS, TNI, 2015, pp. 24 ff. | Itzuli

7 European Commission: Trade In Services Agreement (TISA) factsheet, 26.09.2016, p. 11. | Itzuli

8 https://wiiw.ac.at | Itzuli

9 /www.congress.gov | Itzuli

10 www.europarl.europa.eu | Itzuli

Roland Kulke
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