“Romper candados”, superar el modelo de la constitución española encarnado en el régimen del 78

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En los últimos días de 2018, realizamos en Palma un foro de entidades y fundaciones soberanistas que actuamos en el estado español. En dicho foro, entre otras cosas, acordamos un manifiesto en el contexto del 40 aniversario de la constitución española. En el documento, que hemos titulado “Romper candados”, llamamos a superar el modelo de la constitución española encarnado en el régimen del 78. Aquí el texto acordado:

 

Romper candados: por una superación democrática del régimen del 78

Cuando se cumplen 40 años de la instauración del conocido como Régimen del 78, Fundaciones y entidades de los diferentes territorios y naciones que conforman hoy el Reino de España hemos querido compartir esta reflexión que es a la vez un llamamiento a tejer complicidades y solidaridades que permitan, de una vez por todas, romper los candados y abrir caminos a la libertad de pueblos y personas.

Frente al relato de una transición ejemplar a la que retornar una y otra vez en busca de soluciones mágicas, creemos que el balance del periodo político transcurrido desde la muerte de Franco está lleno de tareas pendientes o inconclusas como consecuencia de la correlación de fuerzas desde la que se llevó a cabo la transición. En 2011, a causa de la gran crisis y de las movilizaciones populares, se abrió una ventana de oportunidad para regenerar nuestro modelo de convivencia. Sin embargo, todas las reacciones puestas en marcha desde los resortes del Estado se han basado en  la manipulación, el miedo y la represión, y hacen que hoy en día parezca lejana la posibilidad, y el Estado está degenerando en formas cada vez más inquietantes y autoritarias. Se ha perdido una oportunidad histórica de democratizar radicalmente el Estado y, además, los discursos y actitudes fascistas generadoras de odio y división ganan terreno como se ha visto tras las elecciones andaluzas, mientras crecen la desigualdad, la corrupción institucionalizada y las injusticias, porque ese es el “orden” que los nuevos pactos de extrema derecha han venido a defender. Así mismo, la falsa promesa europeísta está tomando forma de pesadilla con un legado de precarización, deuda y privatización de la capacidad de decisión, cada vez más lejos de las personas y sus necesidades la población y más cerca de las élites financieras  y los tecnócratas a su servicio.

Resulta de todo punto necesario recordar la referencia a dejar todo atado y bien atado de Francisco Franco en 1969 al nombrar a Juan Carlos de Borbón su sucesor a título de Rey, que, en 2018, sigue en vigor a través de los herederos ideológicos del régimen franquista que todavía encuentran acomodo en muchas de las principales instituciones del Estado. Elementos como: la persistencia en la no condena del franquismo, las resistencias a abordar un verdadero proceso reparador de memoria histórica, el mantenimiento incuestionado de la monarquía y la imposibilidad de abrir debates sobre el modelo territorial y la indivisibilidad del Estado al margen de la voluntad de los pueblos. Elementos todos ellos que evidencian la existencia de una democracia maniatada. Una democracia sujetada por nudos que, lejos de dejarse atrás, han sido reconstruidos y renovados en estos tiempos de capitalismo agresivo y cada vez más autoritario. La aplicación de medidas de excepción en Catalunya negando al pueblo la posibilidad de decidir libremente si desea seguir formando parte del Estado, la cerrazón frente al histórico tiempo nuevo abierto en Euskal Herria tras la desaparición de ETA, la estrategia sistemática de minorización de lenguas y culturas diferentes de la castellana,  la persistencia en imponer modelos de financiación y estructuración del estado sumamente perversos, injustos y que no se corresponden con las necesidades y aspiraciones de los pueblos, así como la  constante anulación i/o modificaciones de leyes aprobadas  por los parlamentos autonómicos, indican una preocupante recentralización que intenta aprisionar a la España plural real en el estrecho corsé de una España homogénea inexistente. Una España que es hoy más centralista que hace 30 años y que no se reconocería siquiera en el espíritu descentralizador de la propia Constitución del 78, ni en el discurso de la derecha que plantea sin complejos el desmantelamiento de las autonomías.

El inmovilismo a la hora de revisar el modelo de Estado consagrado por la Constitución española es aún más injustificable si tenemos en cuenta que los supuestos guardianes de sus esencias no tuvieron problema en modificarla para someterse a las directrices de la Troika, sin consultar a la ciudadanía y en un tiempo récord.

No nos resignamos a sufrir un bucle interminable de articulación entre viejos y nuevos nudos que asfixian sociedades y generaciones cada vez más maduras y deseosas de tomar las riendas de su vida. No aceptamos que el único horizonte posible oscile entre la continuidad del régimen del 78 y una involución reaccionaria aun peor. De hecho, si la reacción de los poderes del Estado y las oligarquías es la que estamos viendo, contraria a toda lógica democrática, es porque las distintas impugnaciones desde espacios y niveles diversos, desde el feminismo, los procesos de liberación de los pueblos o la lucha de los pensionistas, están haciendo mella en el régimen, y es aquí desde donde podemos abrir otros caminos. Es posible atender democráticamente las demandas del pueblo de Catalunya y de los demás pueblos, es posible reorganizar el estado desde el reconocimiento no formal sino efectivo de su realidad plurinacional. Es posible afrontar el tiempo post-ETA en clave de resolución democrática. Es posible sembrar el conocimiento mutuo y el respeto entre los pueblos en lugar del odio. Se pueden plantear otras estrategias frente a los mercados o la deuda, se puede poner de nuevo a la banca y los mercados bajo control democrático y hacer frente a las injusticias fiscales y la corrupción. Es posible terminar con los abusos y la represión y eliminar la legislación que cercena derechos colectivos e individuales. Se pueden asegurar pensiones dignas a quienes han trabajado toda la vida. Hay que revertir la estatalización y la precarización de las relaciones laborales y avanzar en mejores condiciones laborales y sociales en función de las realidades socioeconómicas y de representación de cada territorio y nación. Se puede gestionar de otro modo la grave crisis que Europa contribuye a agravar en el Sur global, atendiendo tanto en origen como en destino el problema de quienes se ven obligados a huir del hambre y la guerra. Se puede afrontar en serio la lucha contra el patriarcado si de verdad queremos acabar con la violencia machista y otras formas de opresión patriarcal y construir sociedades verdaderamente igualitarias. Se pueden garantizar los derechos sexuales, se puede gestionar de otro modo la pluralidad de identidades y formas de vida. Se puede transitar hacia una economía ecológica no subordinada a los intereses de las oligarquías.

Todo esto es difícil y requerirá de amplias mayorías y complejas complicidades, somos conscientes de ello: nuestra intención no es ofrecer una reflexión abstracta sin conexión con la necesaria factibilidad de todo proyecto democratizador. Precisamente por eso, subrayamos que es necesario plantearse cómo superar el Régimen del 78, porque no es posible acometer estas medidas en un escenario marcado por la imposición y las injusticias estructurales, un modelo cuyo objetivo principal es evitar ser desbordado por la voluntad popular.

Por todo ello, la nuestra es una llamada a desbordar este régimen desde abajo, desde cada pueblo, desde cada espacio concreto de lucha, tejiendo complicidades y aunando fuerzas, respetando ritmos y estrategias, pero tomando conciencia de la importancia de evitar confrontaciones innecesarias y contraproducentes entre quienes compartimos desde la diversidad un horizonte democrático y de justicia social.

El régimen del 78 está agotado y nos comprometemos a trabajar para que su transformación y superación sea hacia un modelo de democracia real, libertades y justicia. El futuro puede parecerse a nuestro pasado más oscuro o resultar desbordado por la presión desde abajo de las fuerzas progresistas; en parte está en nuestra mano. No perdamos esta oportunidad; rompamos los candados y abramos nuevos caminos. Feministas, soberanistas, federalistas, ecologistas, gentes republicanas de diferente signo y escala, demócratas en general, debemos ser capaces de apoyarnos en lo que nos une y aunarlo con la legítima estrategia de cada cual. Y lo que nos une es la demanda de todos los derechos para todas las personas y todos los pueblos. Arrieros y arrieras somos y en el camino debemos ser capaces de encontrarnos.

Por todo ello desde las fundaciones y entidades abajo firmantes, de los diferentes territorios y naciones que hoy forman parte del Reino de España llamamos a las  fuerzas políticas y sociales soberanistas y de izquierdas a establecer complicidades que permitan una eficaz defensa de las libertades políticas, los valores republicanos y el derecho a decidir de los pueblos. En definitiva:  romper candados para superar el régimen del 78.

 Palma, 29 de diciembre de 2018

Firmantes:
Centre Internacional Escarré per a les Minories Ètniques i les Nacions (CIEMEN)
Fundación Josep Irla
Fundación Nexe
Fundaciónes Darder-Mascaró
Poble Lliure
Fundación Iratzar
Fundación Ipar-Hegoa
Fundación Manu Robles Arangiz
Fundación Alkartasuna Fundazioa
Alternatiba
Fundación Galiza Sempre
Laboratorio de Ideas Láncara
Grupo de Estudios Díaz del Moral

“Romper candados”, superar el modelo de la constitución española encarnado en el régimen del 78
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